El arte de la destilación del alcohol  

Destilación simple

La destilación simple es la forma más básica de destilación. Se utiliza para separar componentes de una mezcla con puntos de ebullición significativamente diferentes. En las primeras etapas de la producción de alcohol, la destilación simple se puede utilizar para eliminar componentes volátiles, como el metanol, de la mezcla fermentada. 

Destilación fraccionada

La destilación fraccionada, utilizada para mezclas con puntos de ebullición cercanos, consigue una mayor pureza del etanol. La configuración incluye una columna de destilación empaquetada que mejora la condensación y la vaporización. Los componentes con puntos de ebullición más altos se condensan antes, mientras que los más bajos ascienden y se condensan en el recipiente colector.  

Destilación al vacío

La destilación al vacío disminuye la presión atmosférica para reducir los puntos de ebullición, lo que permite destilar el alcohol a temperaturas más bajas. Esto evita que los compuestos sensibles al calor, como los terpenos y los aromáticos, se degraden, por lo que resulta ideal para las bebidas espirituosas de alta calidad que requieren preservar sabores y aromas delicados.  

Fermentación

El proceso comienza con la fermentación, en la que los azúcares o almidones de materias primas como el grano, la caña de azúcar o la fruta se convierten en alcohol por la acción de la levadura. El resultado es un líquido fermentado llamado «wash» que contiene alcohol, agua y otros componentes diversos como ésteres, metanol y aldehídos.  

Destilación

El «wash» se calienta cuidadosamente y se somete a múltiples ciclos de destilación para concentrar el etanol, alcanzando un alto nivel de pureza de hasta 96% ABV /194 proof. Este intenso proceso de destilación es esencial para alcanzar niveles tan altos de concentración y pureza del alcohol. 

Finalización

El etanol se envejece en barricas o se almacena en vidrio, se mezcla con productos botánicos o se filtra para obtener pureza, según el espirituoso. El envejecimiento en barrica, a menudo en roble carbonizado, añade sabores y complejidad únicos, esenciales para bebidas espirituosas como el whisky, donde desarrolla características distintivas.